Militante del Movimiento Evita de San Isidro
“Cacho” en los “70”
Víctor se nos escabulló sin que lo sepamos, entre el “Gordo Biaggio” de Vicente López y “el Flaco Spineta”, solito en su casa en medio de la noche del 9 y la madrugada del 10 de febrero.
Nació el 22 de Junio de 1954, de padre pintor de cuadros, Víctor revolución hacía de muchas situaciones de la vida cotidiana anécdotas cargadas de significado medio poético, medio político.
Le dolía mucho la pobreza y la injusticia como para quedarse lamentando y empezó a militar a los 14 años. El dictador en esos inviernos llenos de desesperanza era Onganía.
Victor se incluyó en la JP y le dio pelea a la dictadura. Las primeras reuniones eran, al calor del brasero, en la casa humilde de Paulino, un militante peronista, en la calle Sivori de Munro. Después comenzaron a llegar las “películas del viejo”.
En entrevistas como “Actualización política y doctrinaria para la toma del poder”, Víctor, vio como tantos otros, cómo los Montoneros “sacudían” fuerte a la dictadura; entendió como muchos el concepto de “Guerra integral” que planteaba “El General”, de “todas las formas y en todos los frentes”, pegar “donde duele y cuando duele”, la guerrilla urbana, una de las formas de la lucha que asumía el peronismo.
Cacho junto a otros compañeros, armó la UES en el colegio donde estudiaba, el “Integral” de Munro. Varios de sus compañeros, pibes de entre 17 y 22 años, fueron desaparecidos luchando contra la dictadura que vino después, luego llamada eufemísticamente como “Proceso de reorganización nacional”, encabezada por los asesinos Videla, Agostí y Masera.
Del mismo colegio de Victor, entre otros, fueron desaparecidos los compañeros Adolfo Stroman el “Puma”, Oscar Garcia “Pollo”, Héctor Castro “Gallego”, Omar De Nardo “Negrito” (y muchos otros compañeros anónimos). Afortunadamente “Olga” y “el Polaco”, zafaron, pero Flor… Nunca volvimos a saber nada de Flor, ella al igual que Cacho militaba en la UES.
La lucha contra la dictadura nunca ceso. La guerra integral seguía con todas las fuerzas de un pueblo que luchaba por mantener su identidad y su dignidad.
La dictadura, advirtiendo su decaimiento, intenta por medio de la Guerra de Malvinas prolongar su poder y consenso. Los verdugos del pueblo carecían de lo principal para esa guerra: amor a la patria. Eran asesinos, chacales, subordinados siempre a la oligarquía terrateniente y vende patria, subordinados siempre a los intereses extranjeros.
La derrota de Malvinas, precipitó la retirada de los militares, ya antes de Malvinas, solo unos días antes, Saúl Ubaldini encabezaba una multitudinaria marcha en Plaza de Mayo contra la dictadura militar.
Los militares viendo su inevitable derrota pactan con el radicalismo, un retiro negociado. Muchos intendentes radicales habían servido como tales a la dictadura militar.
En todo ese tiempo, Víctor, se veía con algunos cumpas y como tantos de nosotros se acercó a “Intransigencia y Movilización Peronista”, un agrupamiento peronista que contenía muchos compañeros que habían participado de la resistencia y daba batalla en los últimos tramos de la dictadura.
Luego, asumió Alfonsín y volvimos a tener una democracia restringida. Muchos militantes que habían luchado contra la dictadura seguían en la cárcel, algunos como el actor Norman Briski fueron encarcelados por Alfonsín por haber firmado el acta de Roma, que era un documento público contra la dictadura.
Alfonsín pide la extradición de Firmenich y lo encarcela; llegan al país Bideagain y Oregon Cano; a Oregon Cano lo apresan en Ezeiza y va a la cárcel; a Bidegain le hacemos el aguante y escapa en Ezeiza. Ese día conocí al “Chango Farias Gómez” estaba ahí haciendo el aguante a los compañeros.
Era larga la nomina de compañeros que ya eran presos durante la dictadura y siguieron en la cárcel de Alfonsín.
Muchos durante el gobierno de Alfonsín fuimos llevados a la Superintendencia de Seguridad Federal, y éramos sometidos a interrogatorios que duraban toda la noche.
Quien escribe estas líneas, fue torturado durante el “lopezrregismo” y volviendo al mismo lugar detenido e interrogado varias veces durante el alfonsinismo, la última vez, en la división de sustracción de automotores de la Policía Federal en la calle Moreno, cuando Alfonsín se estaba yendo, después de los saqueos.
Con Menem vino la traición y la entrega. Resistimos acá y allá como pudimos. Por ese entonces, sostener el Proyecto Nacional era dar la pelea con diversos agrupamientos que no podían expresarlo debido a la atomización que sufríamos.
Víctor en ese tiempo hizo algunos intentos en Villa Adelina. Participó de un espacio de militantes en Villa Adelina, durante el menemismo.
Fue presidente de la cooperadora del secundario de Villa Adelina Nicolás Copérnico, participó en una biblioteca, y escribió algunas cosas que esperamos recuperar.
De la Rúa se plantea como alternativa al menemismo, y asume sólo para darle continuidad al neoliberalismo. El pueblo estalla el 19 y 20 de Diciembre y De la Rua se va del gobierno en un helicóptero.
Lo votamos a Kirchner, se mete por la ventana y nos devuelve la política. Surge el Movimiento Evita, se constituye inicialmente del Movimiento de Trabajadores Desocupados Evita y se articula con otros movimientos que resistían al neoliberalismo. El Movimiento Evita se constituye junto a otras organizaciones de trabajadores desocupados como una de las primeras expresiones del kirchnerismo.
Nos reencontramos en el movimiento varias generaciones, la de los setenta, los ochenta, los noventa y los jóvenes que recogen las banderas históricas del Peronismo, y luchan por “El Proyecto Nacional”. También con Víctor, el Evita nos reencuentra en la militancia. Al tiempo forma parte del armado de la Asociación Civil Pueblo Organizado, como presidente de la asociación. Posteriormente se suma al Movimiento Evita de San Isidro.
Más recientemente comienza a estudiar derecho, “Necesitamos abogados de este lado”, decía. Y con mucho esfuerzo después de la fábrica Orbis, se sentaba a pensar el derecho desde la legitimación que propone Evita, desde el pueblo, donde las necesidades se transformen de en derechos.
Siempre graficaba una situación con alguna anécdota, a todo le encontraba su parte positiva. Esto no pretende ser un documento sólo una parte de la vida de Víctor, y una sonrisa que sigue abierta en tus compañeros que te recordaremos siempre querido amigo y compañero Cacho.
Rubén Castro
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